Blogg de la Respetable Logia Simbólica "Dr José María Luis Mora" No 185 del Oriente de Zacatecas
viernes, 30 de noviembre de 2012
jueves, 29 de noviembre de 2012
Definición de hijo por José Saramago
" Hijo es un ser que Dios nos prestó para hacer un curso intensivo de cómo
amar a alguien más que a nosotros mismos, de cómo cambiar nuestros peores
defectos para darles los mejores ejemplos y, de nosotros, aprender a tener coraje.
Sí. ¡Eso es! Ser madre o padre es el mayor acto de coraje que alguien pueda tener,
porque es exponerse a todo tipo de dolor, principalmente de la incertidumbre de
estar actuando correctamente y del miedo a perder algo tan amado. ¿Perder?
¿Cómo? ¿No es nuestro? Fue apenas un préstamo... EL MAS PRECIADO
Y MARAVILLOSO PRÉSTAMO ya que son nuestros sólo mientras no pueden
valerse por sí mismos, luego le pertenecen a la vida, al destino y a sus propias familias.
Dios bendiga siempre a nuestros hijos pues a nosotros ya nos bendijo con ellos. "
JOSE SARAMAGO
miércoles, 28 de noviembre de 2012
Humor Masonico
QUORUM PARA CAMBIAR UN BOMBILLO
¿Cuántos Masones se necesitan para cambiar un bombillo?
Se necesitan 21:
2 para quejarse que el foco no funciona.
1 para pasar el problema a una comisión, Consejo o al Venerable Maestro.
3 para estudiar la luz en la Logia.
2 para evaluar el tipo de luz que usan los del otro Rito.
3 para objetar eso.
5 para planear una cena de celebración del cambio de bombillo.
1 para prest ar una escalera, donar el foco e instarlo.
1 para ordenar la placa recordatoria y hacerla colocar.
2 para reclamar que «así no se hacia antes».
1 para afirmar que el nuevo foco es irregular
lunes, 26 de noviembre de 2012
DEBERES DEL FRANCMASON PARA CON EL MUNDO PROFANO
¿Sabéis vosotros, QQ:.HH:., cuáles son los deberes que el Francmasón tiene para con el mundo profano?
Es de suma importancia que comprendamos que el hecho de pertenecer a la institución Francmasónica
no se limita al simple acontecimiento de asistir a reuniones a puerta cerrada ni a establecer un sistema
de comunicación de signos y palabras mas o menos secretos, ni a limitarnos a prestar oídos a las
disertaciones de nuestros hermanos o exponer las nuestras propias, sino que se extiende a un campo
mucho más amplio, universal.
La Masonería, es en mi percepción, más que una asociación o fraternidad, un sistema de vida, sujeto a
la observancia fiel de las normas de la moral universal. No podemos despojarnos del mandil para salir
a la calle. El Masón debe comportarse y actuar como tal en la Logia, en la casa, en el centro del trabajo,
alumbrando el mundo profano con la luz de la verdad.
La Masonería, al no ser una secta o un culto pretende la instrucción laica. Podemos decir que toda la
doctrina Masónica se resume en este bello pensamiento: "Amareis a vuestro prójimo como a vos mismo".
El Masón debe profesar amor a sus semejantes, un amor que conlleve una buena dosis de tolerancia,
respeto y bondad, disculpando los errores ajenos y procurando, con la mayor cordura y tacto social
sacar a los profanos de las actitudes erróneas en que se hallen sumergidos, y jamás considerar a nadie
como un enemigo, puesto que los enemigos del Masón son las pasiones, la ignorancia, la hipocresía,
la traición, la envidia, el vicio y la ambición desmedida, que oprimen a la humanidad, dominando a la
inteligencia y aprisionando a la libertad.
Debemos estar siempre, QQ:.HH:., en disposición de ayudar a los semejantes en desgracia, o a los
infelices que no tuvieron la suerte de tener acceso a las oportunidades y dones que el creador nos
dio a algunos. Debemos socorrer a los necesitados, ser padres de los pobres, a fin de tener una
conciencia tranquila y para que cada suspiro que la indiferencia de un Masón les arranque, no se
convierta en una maldición que pese sobre nuestras cabezas. Yo, QQ:.HH:.; me siento sumamente
reconfortado cuando tengo la dicha de toparme con un niño necesitado, y a cambio de un sucio
billete de cinco pesos me da un "Que Dios le bendiga, Señor"; que para mí, vale más que mil elogios
de poderosos.
También debemos tener siempre presente el valor de la justicia, dando a cada cual lo que le corresponde,
ni más ni menos, recordando siempre que, a los ojos del G:.A:.D:.U:. todos los seres humanos son
iguales, no importando posición social, credo, color de la piel, o cualquier otra característica.
Debemos ser humildes. No aceptar ni esperar elogios ni envanecernos cuando alguien nos los prodiga,
pues debemos desconfiar de la boca que ensalza nuestras virtudes, pues por otro lado puede estar
maximizando nuestros defectos.
Acerca de la ostentación de lujos que algunos individuos practican, os puedo asegurar QQ:.HH:. que
los bienes materiales nada valen, y el hecho de cimentar el prestigio personal en ellos denota que el
individuo, al carecer de los elementos morales necesarios recurre al apoyo de demostrar, en cuanto
al valor de sus posesiones, la altura de su posición.
Necesitamos ser más reflexivos, mantener una completa independencia mental, y demostrar ante todo
momento prudencia. Ser hombres pacíficos, pero dispuestos a desenvainar la espada, dispuestos a
luchar por las causas nobles y justas, como lo hicieron tantos HH:., que inclusive pagando un alto
precio con su propia sangre, dieron la libertad a tantos pueblos oprimidos. La divisa LIBERTAD,
IGUALDAD, FRATERNIDAD, debe estar siempre presente en nosotros, inscrita en nuestro corazón.
QQ:.HH:., somos agentes del cambio, pero de cambio total, a fin de conducir a la humanidad a un
mundo más justo y libre, en donde todos los seres humanos sean iguales. Sí, QQ:.HH:., es posible,
no es una utopía. Esa fe en la humanidad, en los ideales y en la esperanza en conseguirlos, es la
divisa central de la Masonería. Uno de los mayores poetas de nuestra Augusta Orden, el H:. Rojas
Cabrera, nos dice en forma por demás elocuente y justísima: Este es el Masón:
"Alma noble, vida honrada, Franco, cortés, generoso, Padre amante, buen esposo odio a nadie,
miedo a nada. De la virtud defensor, sostén de la libertad siervo de la caridad compañero en el dolor.
Refractario del fanatismo, que en la falsedad se inspira, verdugo de la mentira, y juez del oscurantismo.
Adora a Dios, y a sus seres y es mas de todo eso, Sacerdote de progreso y esclavo de sus deberes".
Así son los Masones. Así deben encaminar la vida todos los seres que hemos tenido la dicha y el
honor de ingresar en la augusta institución Masónica.
Plancha de un Q:.H:. de otro Oriente
jueves, 22 de noviembre de 2012
José María Luis Mora
(Chamacuero, hoy Comonfort, 1794 - París, 1850)
Historiador, sacerdote y político mexicano que fue uno de los más
destacados liberales en los inicios de la Independencia.
A muy temprana edad se trasladó con su familia a
Celaya y después a Querétaro. En 1807 se estableció en la Ciudad de
México. Se graduó de bachiller en teología en 1818, y en 1820 la Real y
Pontificia Universidad de México le concedió el grado de doctor en
teología. Impartió clases de filosofía y, paralelamente, escribió
artículos en El Sol, La Libertad y El Observador de la República
Mexicana. Periodista por temperamento, batalló por sus ideales desde las
columnas del Semanario político y literario (1821) y de El Indicador,
que publicó después, manifestando su oposición a las ambiciones de Agustín de Iturbide.
En 1827 se convirtió en un importante personaje de la política, incorporado a la logia escocesa, moderada, de la masonería.
En 1827 se convirtió en un importante personaje de la política, incorporado a la logia escocesa, moderada, de la masonería.
Fue diputado por el Congreso local del Estado de
México y en 1833 fue electo miembro del Congreso Nacional por el estado
de Guanajuato. Hombre de profundas convicciones liberales, combatió el
poder político e ideológico del clero y luchó a favor de una reforma
educativa para el país. Se convirtió en consejero del presidente Valentín Gómez Farías (1833-1835), con el que colaboró en cuestiones de Educación Pública.
Partidario de la enseñanza laica, intentó
desligar la educación del clero, y se distinguió por su empeño en lograr
el acceso universal a la educación. Mora consideraba que los métodos de
enseñanza podían transformar la conciencia cívica de las futuras
generaciones. Todo ello lo enfrentó a los conservadores, que se oponían a
sus ideas renovadoras. Con todo, pudo formular un plan de estudios
vanguardista y crear el Colegio de Ideología, que pretendía reorientar
de modo racional la mentalidad mexicana.
A la caída de Gómez Farías en 1834, Mora
abandonó México para instalarse en Francia. Durante la segunda
presidencia provisional de Gómez Farías (1846-1847), fue nombrado
ministro plenipotenciario en Londres. Enfermo de gravedad, volvió pronto
de Londres a París y murió en la capital de Francia.
Se le considera el pensador más importante y radical del liberalismo
mexicano de la primera mitad del siglo XIX. Fue autor, entre otros
libros, de Catecismo político de la federación mexicana (1831) y México y sus revoluciones
(1836). José María Luis Mora comenzó a trabajar en esta última obra en
1830 y había planeado desarrollarla en cuatro volúmenes, pero sólo el
primero vio la luz. Tras describir el estado presente de la República,
el autor traza la historia del país desde la conquista española hasta la
muerte de Morelos. La producción histórica de José María Luis Mora se
caracteriza por la rectitud de los juicios, la ausencia de partidismo
político y la serenidad e imparcialidad. La obra es considerada un
clásico de referencia para el estudio de la historia mexicana.
Fragmentos de su obra:
"... la tierra, riqueza fundamental del país, debe pasar a manos del Estado, que a su vez la venderá a pequeños propietarios que sean la base de una amplia y sólida clase productora." "El mayor bien político se da cuando un pueblo educado y un gobierno sabio reconocen las necesidades de desarrollo de su sociedad y las ponen en marcha conjuntamente, armoniosamente."
El cura Hidalgo era hombre de una edad avanzada, pero de constitución robusta, había hecho sus estudios en Valladolid de Michoacán con grandes créditos de famoso escolástico. El deseo que lo devoraba de hacer ruido en el mundo le hizo sacudir, más por espíritu de novedad que por un verdadero convencimiento, algunas de las preocupaciones dominantes en su país y propias de su estado, así es que leía y tenía algunas obras literarias y políticas prohibidas severamente por la Inquisición y desconocidas para el común de los mexicanos. Esta libertad lo hizo entrar en relaciones íntimas con el obispo Queipo y el intendente Riaño, que eran de las mismas ideas, y por sólo esta razón buscaban naturalmente el trato de personas que las tuvieren, aunque o fuesen por otra parte de un mérito superior, el de Hidalgo era muy mediano, como lo demostró después la experiencia por toda la serie de sus operaciones. En efecto este hombre ni era de talentos profundos para combinar un plan de operaciones, adaptando los medios al fin que se proponía, ni tenía un juicio sólido y recto para pesar los hombres y las cosas, ni un corazón generoso para perdonar los errores y preocupaciones de los que debían auxiliarlo en su empresa o estaban destinados a contrariarla; ligero hasta lo sumo, se abandonó enteramente a lo que diesen de sí las circunstancias, sin extender su vista ni sus designios más allá de lo que tenía de hacer el día siguiente; jamás se tomó el trabajo, y acaso ni aun lo reputó necesario, de calcular el resultado de sus operaciones, ni estableció regla ninguna fija que las sistemase.
"Allende era de un carácter enteramente opuesto a Hidalgo; no tenía la reputación de éste ni sus relaciones, su educación había sedo descuidada, y se ignora cuáles fuesen sus talentos y disposiciones mentales; pero su resolución era capaz de las mayores empresas; su perseverancia era inalterable en llevar a efecto lo resuelto, sin que nada pudiese distraerlo de lo que había emprendido; incansable en el trabajo, jamás lo arredraron los obstáculos ni resistencias, y lograba vencerlo todo su actividad y firmeza; siempre en movimiento y ocupado de sus designios que jamás perdía de vista, no daba paso ninguno que no se dirigiese a lograrlos; valiente hasta el grado de temerario se exponía a todos los riesgos, no sólo los de de la campaña, los menos difíciles de arrostrar, sino los de declarar su opinión y modo de pensar tal vez hasta con indiscreción. No se le acusa de vengativo, cruel o sanguinario, ni puede serlo un hombre que, puesto al frente de una empresa tan grande, se ocupa de ella come debe, pues no tienen cabida en él las pequeñeces de estos vicios vergonzosos."
Fragmentos de su obra:
"... la tierra, riqueza fundamental del país, debe pasar a manos del Estado, que a su vez la venderá a pequeños propietarios que sean la base de una amplia y sólida clase productora." "El mayor bien político se da cuando un pueblo educado y un gobierno sabio reconocen las necesidades de desarrollo de su sociedad y las ponen en marcha conjuntamente, armoniosamente."
El cura Hidalgo era hombre de una edad avanzada, pero de constitución robusta, había hecho sus estudios en Valladolid de Michoacán con grandes créditos de famoso escolástico. El deseo que lo devoraba de hacer ruido en el mundo le hizo sacudir, más por espíritu de novedad que por un verdadero convencimiento, algunas de las preocupaciones dominantes en su país y propias de su estado, así es que leía y tenía algunas obras literarias y políticas prohibidas severamente por la Inquisición y desconocidas para el común de los mexicanos. Esta libertad lo hizo entrar en relaciones íntimas con el obispo Queipo y el intendente Riaño, que eran de las mismas ideas, y por sólo esta razón buscaban naturalmente el trato de personas que las tuvieren, aunque o fuesen por otra parte de un mérito superior, el de Hidalgo era muy mediano, como lo demostró después la experiencia por toda la serie de sus operaciones. En efecto este hombre ni era de talentos profundos para combinar un plan de operaciones, adaptando los medios al fin que se proponía, ni tenía un juicio sólido y recto para pesar los hombres y las cosas, ni un corazón generoso para perdonar los errores y preocupaciones de los que debían auxiliarlo en su empresa o estaban destinados a contrariarla; ligero hasta lo sumo, se abandonó enteramente a lo que diesen de sí las circunstancias, sin extender su vista ni sus designios más allá de lo que tenía de hacer el día siguiente; jamás se tomó el trabajo, y acaso ni aun lo reputó necesario, de calcular el resultado de sus operaciones, ni estableció regla ninguna fija que las sistemase.
"Allende era de un carácter enteramente opuesto a Hidalgo; no tenía la reputación de éste ni sus relaciones, su educación había sedo descuidada, y se ignora cuáles fuesen sus talentos y disposiciones mentales; pero su resolución era capaz de las mayores empresas; su perseverancia era inalterable en llevar a efecto lo resuelto, sin que nada pudiese distraerlo de lo que había emprendido; incansable en el trabajo, jamás lo arredraron los obstáculos ni resistencias, y lograba vencerlo todo su actividad y firmeza; siempre en movimiento y ocupado de sus designios que jamás perdía de vista, no daba paso ninguno que no se dirigiese a lograrlos; valiente hasta el grado de temerario se exponía a todos los riesgos, no sólo los de de la campaña, los menos difíciles de arrostrar, sino los de declarar su opinión y modo de pensar tal vez hasta con indiscreción. No se le acusa de vengativo, cruel o sanguinario, ni puede serlo un hombre que, puesto al frente de una empresa tan grande, se ocupa de ella come debe, pues no tienen cabida en él las pequeñeces de estos vicios vergonzosos."
Un ejemplo de vida para todos los hermanos de nuestra respetable logia.
Lo que el candidato debe saber
Lo Que El Candidato Debe De Saber!!
Deseando la Sociedad Masónica que todo el que manifieste interés en pertenecer
a ella, se libre del flagelo de sufrir un desengaño; y queriendo dar en tiempo
oportuno una prenda de su buena fe, considera justo expresar a los aspirantes,
ideas exactas, tanto para que se instruya en el verdadero objeto de la
Sociedad, cuanto para que desechen las vulgaridades que corren de boca en boca
y que hacen formar de ella conceptos erróneos ridículos.
La Sociedad, cuando se le ofrece un candidato
asume el derecho de examinar su vida y costumbres, con tal propósito, tan luego
como se le presenta una propuesta, nombra una comisión especial que haga las
investigaciones convenientes, sin perjuicio de los esclarecimientos que practican
los miembros.
Si los
informes que
adquieren son desfavorables, esta solicitud no surtirá efecto y será archivada.
Si por el contrario resultan favorables, se procede a una votación secreta por
balotas blancas y negras, las primeras aprueban y las segundas excluyen.
En el caso de exclusión, esta no
ofende al candidato, pues basta que un miembro crea que el propuesto no
encontrará en la Masonería lo que apetece y busca, para que niegue su voto.
La Masonería no se propone satisfacer ningún
interés mezquino, ninguna mira egoísta, su objeto es altamente noble, su misión
altamente humanitaria. Ella trabaja por fomentar la filantropía en todos los
hombres de toda clase, condición económica y creencia religiosa.
Pretender incorporarse por intereses privados,
o por objetivos particulares sería un absurdo; y efectuarlo sin encontrar en sí
toda la abnegación que la Masonería demanda, un engaño.
La Masonería tiene secretos que no pueden
penetrarse y juramentos que no pueden quebrantarse; pero ni unos ni otros se
oponen en lo mas mínimo a la moral.
El aspirante que intente su incorporación por
curiosidad, no consigue su objeto, porque los misterios en que está envuelta la
Masonería, y que forman su secreto, se van comunicando por grados que se
confieren, después de muchas pruebas de fidelidad al que más lo merece y menos
lo solicita.
El que se liga con un juramento y lo
quebranta, no infiere daño alguno a la Sociedad, el mal recae solamente sobre
el que no ha tenido bastante constancia y suficiente carácter para cumplir con
el deber que voluntariamente se impuso.
La Masonería no exige de sus miembros la
abjuración de sus principios, ni osa penetrar en sus dogmas peculiares, bástale
saber que el aspirante profesa una religión y que cree en Dios, en su justicia
y en la vida eterna. Las puertas de la Masonería jamás se abren para admitir a
un ateo.
La Masonería no necesita de adeptos poderosos,
pero tampoco admite en su seno personas que no tengan una ciencia, arte, oficio
o renta con que poder atender a las necesidades de su familia; y, sin
menoscabar estos primeros deberes, un pequeño sobrante para hacer frente a los
gastos de la Sociedad y socorrer a los necesitados.
La Masonería no llenaría su gran objeto de
fraternizar la especie humana si admitiese discordia, pleito y riñas entre sus
miembros; toda diferencia debe arreglarse entre ellos mismos antes de apelar a
personas extrañas; así es que si el candidato encontrase, después de admitido,
a alguien con quien no estuviese en buena armonía, se encuentra obligado a
deponer su resentimiento, considerarlo como amigo y darle el abrazo
fraternal.
Si la causa de la desavenencia es litigiosa,
expondrá sus fundamentos ante los jueces de la Masonería para que ellos le
presten la justicia que demanda, antes de concurrir a los tribunales profanos.
Exige también la Masonería una parte del
tiempo de sus miembros para la asistencia a las reuniones, o para el desempeño
de una comisión y esto no puede negarse sin una causa legítima y poderosa, que
la manifestará por escrito o verbalmente al Presidente.
La Francmasonería, institución esencialmente
filantrópica y progresista , tiene por objeto el descubrimiento de la Verdad,
el estudio de la Moral y la práctica de la Solidaridad. Trabaja por el
mejoramiento material y mora de sus afiliados así como por el perfeccionamiento
intelectual y social de la humanidad.
Tiene por principios la Tolerancia mutua,
el respeto a los demás y de sí mismo y la libertad absoluta de conciencia; y
considerando las concepciones metafísicas como pertenecientes al dominio
exclusivo de la apreciación individual, rehúsa toda afirmación dogmática.
Sin embargo, en el Rito Escocés Antiguo y
Aceptado se exige como dogmas fundamentales la creencia en la existencia de
Dios y de la inmortalidad del alma. Tiene por divisas: Libertad, Igualdad,
Fraternidad.
La
Francmasonería tiene por
deber extender a la humanidad los lazos fraternales que unen a los hombres en
toda la superficie del globo.
Recomienda a
sus miembros la propaganda por medio de la palabra, con los escritos y con el
ejemplo.
El Francmasón tiene por deber, en toda
circunstancia, ayudar, ilustrar y proteger a sus hermanos y defenderlos contra
la injusticia.
La
Francmasonería mira el
trabajo como uno de los deberes esenciales del hombre y considera tan honroso
el trabajo material como el intelectual.
Por último, el que aspire a proponerse como
candidato, debe ejercitar la temperancia, ser industrioso y aplicado a su
profesión, fiel a su Jefe o Maestro, practicar la virtud, partir el pan con el
necesitado y no comer el de otro sin pagarlo, enseñar el verdadero camino al
viajero extraviado, huir del juego, la embriaguez, la usura y de todos los
vicios que condena la moral, y finalmente prestar a sus hermanos cuanto
socorros, auxilios y protección le permitan sus circunstancias.
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